Editorial - Lo más destacado de las Lecturas y la Homilía de este Cuarto Domingo del Tiempo Ordinario por nuestro Vicario Padre Jesús Paredes.
Las Lecturas de este Domingo, son muy importantes, cada una de ellas con una riqueza única que nos deja un mensaje evangelizador muy contundente. Sin duda alguna este Domingo nos llama a ser Profetas, y destacaba en su homilía de este Domingo el Padre Jesús Paredes, el sentido de ser profeta. No solo es salir o ir a otros lugares y decir de la noche a la mañana soy profeta, es parte, si, pero hay que empezar desde lo más pequeño, desde el hogar, desde la familia. Esas palabras de ayuda, de darse, de donarse, incluso de repartirse a los demás, y nos encontramos con el pasaje de la segunda lectura de la Carta a los Corintios, esta maravillosa lectura acerca del Amor:
"Aunque yo hablara las lenguas de los hombres y de los ángeles, si no tengo amor, no soy más que una campana que resuena o unos platillos que aturden. Aunque yo tuviera el don de profecía y penetrara todos los misterios, aunque yo poseyera en grado sublime el don de ciencia y mi fe fuera tan grande como para cambiar de sitio las montañas, si no tengo amor, nada soy. Aunque yo repartiera en limosna todos mis bienes y aunque me dejara quemar vivo, si no tengo amor, de nada me sirve."
Para ser profetas, para ser buenos cristianos, para darme a los demás para ser mejor que antes, el amor es la base, en su homilía hacía referencia también a cuan tergiversado esta el concepto de amor en estos días, la falta de compromiso, el no salir al encuentro del hermano, los pensamientos actuales de no comprometerse a la vida matrimonial, incluso precisaba, en muchos casos ya no se cree en el amor, tal vez decepciones pero el significado del amor es mucho más que eso. Vivimos con virtudes, y caminamos bajo las virtudes, la Fe, la Esperanza y la Caridad, y hoy también se nos presenta al amor y este último es el mayor a todos, va mucho más allá, indicaba nuestro vicario.
En este día se nos llama a vivir nuestra vocación, ya sea en familia, como matrimonio, como laico o como sacerdote, que todos estos dones y estas virtudes también podamos poner al servicio de los demás, enfatizaba, "Aquel que tiene amor es aquel que vive su fe, aquel que vive en esperanza y aquel que vive dándose a los demás"
Parte de su intervención centrada en la Familia, invitó a ser profetas desde esos pequeños detalles dentro del hogar, enseñando a los hijos el camino del bien. El profeta es aquel que anuncia a Dios, que se pone al servicio de Dios, pero todo esto lo hace por amor, "Nuestros hijos nos van a reclamar mañana no por las cosas materiales, sino por el amor que no les dimos", indicaba.
Nos convertimos en profetas desde nuestra vocación cuando empezamos a vivir desde el amor y se hace pleno cuando tenemos a Dios y entonces damos amor , si no hay amor, si no tenemos a Dios de nada sirve.
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